Los mejores cuentos medievales anglo-latinos.
Pero estos cuentos o cuentecillos tienen todos ellos una particularidad: fueron creados y recogidos de viva voz, y transmitidos de igual forma, por monjes, frailes y clérigos en conventos e iglesias, palacios y chozas, caminos y mares, bibliotecas y universidades, y, las más de las veces, junto al fuego chisporroteante de la chimenea de una humilde o rica casa, campamento o monasterio, en las lluviosas tardes del otoño y en las frías noches del invierno. Sí, al amor de la lumbre.
Aquí pues, amigos, aquí, como en el circo o en la feria, hay de todo: ¡Pasen, señoras, señores, niños, pasen, y vean lo nunca visto!: gigantes y enanos, monos, leones y otras fieras, perrillos saltarines y ladradores, magos, aves exóticas, monstruos y seres desconocidos y raros, gentes, bestias y cosas de otros tiempos y lugares, princesas encantadas y príncipes valientes, amantes desgraciados y felicísimos, payasos patéticos, matasanos y resucitadores, música y diversión, juglares y trovadores, caídas, saltos, tropiezos, y el ¡más difícil todavía!... ¡Pasen, pasen, señoras, señores y niños al circo de la vida!
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